miércoles, 20 de junio de 2012

Sunny, love.


Estas ami lado tumbado en la toalla cogidos de la mano, mientras me cuentas que haremos minutos después. Mientras con la otra mano me acaricias el cuello, la nuca, la cara, hasta que te paras en mis labios puros, inocentes y juveniles. Nos miramos, me sonrojo, pero tu sigues con tus caricias; la cara, la nuca y el cuello. El sol me quema, por lo que te preocupas como buen chico. Me echas crema en los hombros, la espalda, por debajo de la tira del biquini , la cintura... Aunque sé que hace rato que esta extendida te dejo que me sigas masajeando,  me gusta, pero simplemente porque eres tu el que lo hace. Tus manos van bajando poniéndome crema en las piernas con movimientos suaves y circulares. Estoy relajada tanto que no me doy cuenta cuando acabas y te pone a mirarme fijamente la cara. Me levanto ligeramente quedándonos a pocos centímetros el uno del otro, tanto que nuestras narices se rozan. Siento tu respiración en mi rostro, los que están a nuestro alrededor nos miran extrañados, no somos del mismo grupo, por lo cual todos nos miran con la misma mirada rara. Sin saber que pensar. Pero a ti no le importa lo que piensen los demás debería saberlo ya, lo malo es que ami si me sigue importando. Pasas la mirada de mis ojos a mis labios. Indeciso, sin saber que hacer a continuación. O lo sabia muy bien pero no se acababa de decidir por la correcta y la que no. Hasta puede cometas un error garrafal pero al menos lo intentas sin importar las consecuencias. Solo pensando en lo que pasaría si esa, si esa fuera la correcta. Deseándolo. Por lo cual no te percatas mas de la situación y pasas a la acción por así llamarlo. Tus ojos ya no miran mis ojos sino los labios como si fuera un dulce. Tus labios se van a acercando, se rozan, se tocan, se chocan y yo cierro los ojos para que todo sea un pelín mágico. Pero, cuando los vuelvo a abrir ya no estas, desapareció todo lo que hace un momento estaba aquí, pero claro... Ya entendí, me acababa de despertar de quedarme dormida en la toalla siendo dueña no de un sueño sino de mi deseo más profundo. En un mundo en el que preferiría haberme quedado para siempre. Felices. Siempre... Felices para siempre, la trama de todos los bonitos finales de cuento. Pero como yo no vivo en uno, me toca el final secundario, en el que nunca te quedas con lo que quieres. Miro a todos los lados anhelando algo que nunca tuve en verdad, pero aún así lo tenia en la palma de mi mano...
Si no fuera en un sueño, nunca habría sucedido en la realidad.