martes, 25 de diciembre de 2012

Al ritmo que voy empezaré a odiar las Navidades en un periquete. Todos los años igual. ¿Dónde esta el maldito espíritu navideño? ¿Dónde están las luces, los adornos, los villancicos y el árbol? ¿Dónde? Porque yo no los veo. Ahora los regalos grandes son de los pequeños, y los más pequeños de los grandes. Ahora no esta lo que tu pides, no, sino lo que les da la gana.
Lo que veo ahora, en ése momento después de abrir el regalo. Sí, sólo es uno. Pues ahí delante del espejo ves un brillo, pero el de la desilusión. No es lo que esperas, ni se acerca. 
Ahí es cuando te das cuenta de que has madurado, ya no eres la niña que esperaba nerviosa a que Santa le trajera los regalos.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Duros golpes.


Todo empieza de alguna manera. Unas miradas cruzadas, unas sonrisas cómplices de lo que ninguno de los dos quiere decir. Oír su voz, unas palabras dirigidas a otros. Un cosquilleo en el estómago cada vez que le ves, no son la típicas mariposas que todo el mundo siente, no. Es distinto, más fuerte, más intenso. Algo de lo que no puedes escapar tan fácilmente. Sus ojos te atrapan cada dos por tres. Ya no es la tierra lo quien te mantiene en pie, ni la gravedad sino él, el querer verlo todo el tiempo posible. Estar cerca de él sin importar que él no sepa nada de lo que sientes. Ninguna de las palabras que tienes en tu cabeza, ni de todas esas veces que le veo ahí dentro. Sin que sepa lo que dice mi corazón, que late fuerte cuando está cerca y se para cuando le veo conectado. No sabe lo que me dice, todas las cosas bonitas que siente por él. Todo eso sin pedirme permiso a mí... no sabe nada, nada de nada. Me ve, sí. Cómo una más quizás, sólo eso. Pero no significo para él más que alguien que ve en un momento dado, seguro. Pero mi corazón es débil, y cuesta amoldarlo si le hacen daño. Necesita tiempo y hagas para hacerlo, por que mi corazón no es de mazapán, para nada lo es. Es más bien como un cristal, que cuando se te resbala de las manos y cae en picado hasta el suelo se rompe. Se rompe en pedazos, se convierte en un puzzle difícil de descifrar. Complicado para armarlo de nuevo, y poner cada pieza en su lugar. Lo bueno de ésto que él solo lo ha llegado a tocar en esté momento. Mi corazón ahora es como los barcos de hundir la flota está tocado, no sé cuantas veces más aguantará antes de hundirse en una inmensa oscuridad hasta romperse. Ése momento en qué las ilusiones se te derrumban de golpe y se cae su peso encima. Es cuando abres los ojos y piensas. Hasta que llegan esas personas que te sacan una sonrisa sin importar que pase. Pero lo hacen, y no te dejan seguir cayendo, te ayudan a salir de ahí. Ha darte esperanzas de qué otra vez será. De que esta no es la primera vez que me caeré, por que la vida te da golpes y de ellos aprendes. Aprendes a verla de otro modo, y no cometer los mismos fallos. 
Por que todo tiene una razón. Creas o no.